Los años no nos vuelven tontos. Simplemente somos mas lentos.

Desde que nacemos, comenzamos a envejecer. Nada mas salir del vientre de la madre, el bebé comienza un proceso unidireccional que le llevará, con suerte, a una vejez vibrante y llena de vida.
Nacimiento, infancia, niñez, adolescencia, juventud, adultez, madurez y vejez son etapas de la existencia que inexorablemente, si todo ha ido bien, terminará en una edad a la que, por ley, se deja de trabajar, y en la que hace unos años ya no había nada que hacer, nada por lo que vivir, pero que en nuestros días, no es mas que un «nuevo amanecer» de actividades,  donde cualquier «mayor» puede elegir que es lo que quiere hacer con la vida le quede por delante.
En estas páginas hablaremos de todas esas cosas, y mostraremos algunas de las actividades a las que nos dedicamos los amigos que escribimos en estas páginas, todos dentro de la denominada «tercera edad», y que son aficiones y entretenimientos que nos satisfacen profundamente.